Gibraltar, amor entre fronteras
Una historia llena de amor, intriga, espionaje, agentes secretos, contrabando…
En la década de 1930, José, un joven carabinero oriundo de Barbastro, llega al estratégico Campo de Gibraltar con la firme determinación de combatir el fraude y preservar la democracia de su país.
En este escenario de matuteras y peligro, se encuentra con Sonia, una cautivadora joven de La Caleta de Gibraltar, hija de pescadores, cuya vida ha sido marcada por la ausencia de su madre y la sombra del contrabando.
Entre misterios y secretos, José y Sonia se ven envueltos en una apasionante historia de amor, enfrentando los desafíos de un mundo turbio y peligroso. Sin embargo, su romance se ve truncado cuando José es asesinado, obligando a Sonia a dejar su Gibraltar ayudada de las instrucciones que su amado le había dejado enterradas en Castellar. Cruzará España, que acaba de entrar en guerra, pasando por Ronda, hasta llegar a París tratando de encontrar a su madre.
Desde las bulliciosas calles de Gibraltar hasta los paisajes del comienzo de la Guerra Civil Española, pasando por los misteriosos callejones de Ronda y los encantos de París y Londres, esta novela te sumerge en un fascinante viaje a través de los entresijos del espionaje.
Con una narrativa envolvente y personajes cautivadores, esta historia te transportará a un mundo de amor, pérdida y ambiciones desmedidas.
Una vez que te sumerges en el submundo de los espías, no hay vuelta atrás.
¿Podrá Sonia encontrar la verdad y la paz que tanto anhela en la bulliciosa Londres de los años treinta?»
Llena de hechos reales
La historia surge cuando la autora decide indagar sobre el cuerpo de carabineros al que perteneció uno de sus bisabuelos. Al meterse en el tema descubrió el mundo de espías que trabajó en la zona de Gibraltar.
La novela nos habla sobre las matuteras, que gracias a los productos que sacaban de Gibraltar y vendían en sus pueblos podían dar de comer a sus hijos.
Nos da a conocer los entresijos de la zona caliente del Campo de Gibraltar, como el contrabando, o los agentes de la Corona Británica que luchaban contra los servicios de inteligencia españoles y alemanes por el dominio de la entrada y salida al Mediterráneo.
La historia nos cuenta también sobre el convoy de la Victoria en 1936, el incendio de la estación de tren de la Almoraima, el camino de los ingleses de Ronda…
Una historia de amor con un trasfondo histórico, de espías Si te gusta la historia, las historias de amor y espías, esta novela es para ti.
¿Por qué leer «Gibraltar, Amor entre Fronteras»?
Conocerás los entresijos de una «zona caliente»
Los protagonistas se ven envueltos en el mundo de agentes y dobles agentes que había en la zona del Campo de Gibraltar luchando por el control del Mediterráneo.
Amor que traspasa fronteras
José, carabinero, y Sonia, hija de un pescador de La Caleta, se enamoran pese a sus diferentes mundos y países.
Años después, su nieto conocerá de nuevo el amor en Gibraltar.
Llena de hechos históricos
Conocerás sobre los agentes de la Corona Británica que luchaban contra los servicios secretos alemanes, el trabajo de los Carabineros… Como el contrabando ayudó a muchos a sobrevivir, sobre matuteras… el camino de los ingleses de Ronda, y cómo con el levantamiento nacional, muchos cruzaron los los Pirineos.
La Caleta
—Daddy. Levántese de la cama, no puede seguir así. Tiene que comer, salir a que le dé el aire, asearse y hacerse a la mar. Ya no nos queda dinero y nadie más me quiere fiar.
Abrí el pequeño ventanuco de la maloliente habitación, permitiendo que la luz del sol y la brisa del mar entraran en aquella estancia oscura y con olor a rancio. Dirigí mi mirada hacia el suelo desordenado de la habitación y noté varias botellas vacías de alcohol que mi padre había ingerido tratando de ahogar sus penas. El efecto del licor barato, limitaba su movilidad por la mañana.
—Salga de la cama, papá, tiene que ir a pescar. —Le agité, sin que él apenas respondiera más que con un leve gruñido. —¿De dónde ha sacado el dinero para comprar estas botellas? En casa estamos escasos de recursos, y los pocos peniques que entran, los destina usted a sus borracheras. Debiera de darle vergüenza. No me alimenta. No se preocupa de mi bienestar. Si no fuera por las vecinas generosas y el párroco, me hubiera muerto de hambre.
Jeffrey, mi padre, al escuchar mis quejas, quiso seguir perdiéndose en los efectos del alcohol, tratando de escapar de la vacuidad que le quemaba desde el día que su mujer, mi madre, nos abandonó cuando yo apenas era una niña de seis años. Desde entonces no logró recuperar el ánimo. Su dolor era insoportable, y los rumores que circulaban por la Caleta de que Hannah, se había marchado a Londres con un rico comerciante judío, hacían su vida aún menos llevadera. Pensar en aquella mujer a la que todavía amaba, le dolía. Tanto, que solo quería dormir para que los recuerdos de su olor y su sonrisa no lo atormentaran.