Mujercitas de guernica

Mi amama, mi abuela, y sus tres hermanas, al igual que las protagonistas de esta historia, sufrieron el bombardeo de Guernica y se vieron empujadas a un exilio forzado en Francia.

El ruido de los vuelos al ras de suelo y el estruendo de las bombas quedó grabado en su subconsciente para siempre. Perdieron todo aquel día y hasta sus sueños quedaron entre los escombros. Pero ni el horror ni el desarraigo emocional que vivieron, les restó valor para ser más fuertes que sus circunstancias.

La villa de Guernica, 26 de abril de 1937

Aquel día en el que los aviones no tuvieron piedad con Guernica, cientos de personas quedaron desposeídas no solo de lo material, sino de sus sueños.

Lo que vivieron aquella tarde no lo podemos describir los que no estuvimos allí, pero sí entender, como el ruido ensordecedor de los aviones, el temblar de la tierra al estallar las bombas, el calor sofocante de las llamas, o el olor a carne humana quemada, … el horror, hizo que muchos enmudecieran para siempre sin poder hablar del dolor y desarraigo que vivieron.

¿Por qué leer «Mujercitas de Guernica»?

Vitoria 1933

“La ciudad estaba blanca. Era el segundo día que caía nieve casi sin parar y ya no podía ver por la ventana el gris de las calles, ni el naranja de los tejados. Todo se había teñido de blanco, y estaba tan bonito, que podía pasarme el día entero mirando a través del cristal, hipnotizada por la luz que la nieve reflejaba y que me trasladaba con mi imaginación a otros tiempos en los que, según se contaba en la ciudad, la Reina Isabel la Católica había dormido en la Casa del Cordón cuyo tejado blanco veía desde mi ventana.

Si no fuera porque me estaba quedando fría y mi estómago me estaba reclamando, podría haberme quedado allí, frente a la ventana, en mi mundo imaginario, todo el día, tratando de visualizar a la reina con sus ropajes y su séquito entrando por la magnífica puerta de esa casona de nuestra calle Cuchillería.”