Mi Enfoque

Mi crecimiento para ayudarte a crecer

Nadie puede ayudar a otro a llegar donde uno mismo no ha llegado. Estaba rota, y ahora no solo creo en mí, mi salud, mi vida, mi familia… han mejorado en consecuencia.

Y lo más importante, sigo creciendo, tengo mi propio coach para continuar desafiándome. El crecimiento personal es para toda la vida.

El amor transforma tu vida

Tienes que amarte a ti primero, conocer tu VERDADERO YO, para ayudar a quienes amas, para tener mejores relaciones, mejor autoestima, más éxito en tu trabajo y hasta mejor salud.

Formándome de forma continuada

A mí me cambió la vida entender que mi cerebro era plástico, suelo decir que la ciencia (y los números no son lo mío), me salvó la vida, me hizo conocerme y sanar no solo emocionalmente, sino mi cuerpo. Y los estudios científicos avanzan tanto que sigo en formación continua, porque me gusta y porque como coach de Mindvalley es uno de los requisitos. Esto me permite ayudarte mejor a ti.

“Uno descubre la fuerza que tiene, cuando ser fuerte es la única opción.”

Olga

Crecí no creyendo en mí

No es fácil aceptar que vienes de una familia donde tu madre no te ha dado el amor que tanto hace falta cuando uno crece. Aceptarlo es durísimo, pero también el primer paso para cerrar heridas del pasado, y poder encaminarte a una vida donde el pasado no te condicione más.

Con 35 años fui diagnosticada de fibromialgia y fatiga crónica, apenas podía moverme y mi vida parecía llegar a su fin. Años de dolor, estrés, depresión… afloraron en mi cuerpo paralizándome casi del todo. Me asustó tanto el verme encerrada en aquella vida donde no podía ni disfrutar de mis hijos, que toqué fondo. En ese momento o me quedaba encerrada para siempre en el abismo, lamentándome de mi desgraciada vida, o peleaba por una vida mejor. Y decidí luchar y tomar las riendas de mi vida.

Cuando encontré allí por el 2007 lo que me ocurría, fue un alivio saber que no era yo la loca, que lo que había sentido toda mi vida era cierto, y que no estaba sola, había muchas personas que había crecido desprovistas del apoyo que debe de dar una madre a sus hijos.

Y es que cuando te das cuenta de que todo tu miedo, baja estima, ansiedad, incapacidad para sentir o expresar emociones, y un sinfín de secuelas más vienen de lo que has aprendido a pensar y sentir en tu infancia, quieres correr lejos. Pero no siempre es fácil romper las cadenas invisibles de tus pensamientos. Tus heridas, son muchas, y las sigues arrastrando aunque te hayas distanciado del entorno en el que se crearon.

El poder de la mente

He podido entender que mi mente es muy poderosa, que lo que creo sobre mí es lo que tengo, y que aunque el entorno en el que crecí me llevó a creer que no valía nada y eso me creó angustia, ansiedad, inseguridad, depresión y hasta enfermedades, todo eso que fui, no condiciona más ni mi presente ni mi futuro.

La química gobernaba mis pensamientos y sensaciones. Era adicta a sentirme mal, mi cuerpo quería más de esa angustia. Me hubiera gustado saber entonces, que mi programación subconsciente era responsable de lo que experimentaba, y que seguía repitiendo patrones sin ser capaz de salir del círculo de la negatividad por mi adicción emocional.  

La neuroplasticidad confirma que las personas pueden cambiar el propio sustrato neural de su pensamiento, escogiendo así su destino.  

Mi vida no valía nada, no lograba nada a pesar de mis esfuerzos porque inconscientemente me seguía repitiendo los mensajes que grabaron en mí de pequeña: no vales nada.

Por mucho que practicara el positivismo, la visualización de mi futuro… nunca lo lograba, porque los miedos instaurados en mi subconsciente se despertaban cuando menos los necesitaba, impidiendo que consiguiera lo que tanto ansiaba. 

Dejando atrás los miedos

Hasta que entendí que mi subconsciente era el que me paralizaba, y que solo podía dejar atrás los miedos que no me dejaban avanzar haciéndolos conscientes y reprogramándome.

La neurociencia me confirmó que mi cerebro podía cambiar sin importar la edad. Eso abrió una gran puerta en mi mente y mi vida.

La neuroplasticidad, significa que nuestro cerebro es flexible y moldeable, y está cambiando continuamente. Podemos modificar nuestra estructura cerebral a partir de nuestros hábitos y conductas, creando nuevas redes neuronales. La plasticidad del cerebro además nos confirma como también el cerebro puede producir nuevas células cerebrales (neurogénesis) en cualquier edad de la vida. Estos dos descubrimientos revolucionarios de la neurociencia, cambiaron mi vida. Pude producir nuevas células cerebrales con nuevas emociones y pensamientos que me han ayudado a tener la vida que realmente quiero y merezco. 

Tú también puedes recuperarte

Mi cambio es prueba de que tú también puedes recuperarte de los traumas del pasado, la programación subconsciente, tus miedos… que son los que te impiden lograr aquello con lo que sueñas, y empoderarte. 

Llevo 12 años estudiando con los mejores coaches y especialistas internacionales en empoderamiento y neurociencia de las emociones además de haberme certificado como Coach de Vida.  Sus enseñanzas y las ganas siempre de salir adelante me han ayudado a deshacerme de los condicionamientos con los que había vivido y a encontrar mi verdadero YO, mi ser, y poder vivir una vida con significado. Conocerme, deshaciéndome de las imposiciones en mi mente primero, me ha hecho sentirme  y segura de mí misma y tomar el control de mi vida. He conseguido salir de la zona de confort en la que me había acostumbrado a vivir, y he conocido la mejor versión de mí. 

Creación del Método RAN – El método que me ayudó

Y ahora quiero compartir contigo lo aprendido y el método que creé para conseguirlo.  El Método RAN te ayuda a eliminar los pensamientos o creencias que vienes repitiendo de manera automática (adicción emocional) para poder así encontrar tu verdadero ser, tu esencia, empoderarte y brillar. 

Ha llegado tu momento. Desobedece las imposiciones de las creencias que acarreas, porque desoyéndolas estás obedeciendo a tu verdadero Yo interno. 

Tú también puedes tener la vida que quieres, la vida en la que realmente creas. Puedes lograrlo y no solo ser feliz, sino disfrutar de cada paso que des en el camino.

No permitas más que las antiguas programaciones en tu mente te paren, puedes y mereces tener una vida mucho mejor.