La asertividad empática es una habilidad fundamental para tener mejores relaciones, y para desarrollar un liderato de manera correcta, ya que nos ayuda a mejorar nuestro modo de comunicarnos con los demás.
Puede sorprender que la empatía y la asertividad sean habilidades que van de la mano, pero desarrollar ambas te va a ayudar a tener mejores relaciones y una mejor comunicación con las personas que te rodean.
Hay personas que son empáticas, pero muchas veces en su propio detrimento, esto es, con capaces de entender a los demás, pero «arriesgando» sus necesidades por miedo a establecer límites o negar lo que no les gusta. Es importante ser compasivo con los demás, pero también contigo. Por eso es muy importante, para tu propio empoderamiento, desarrollar las dos habilidades, la asertividad y la empatía.
Por ello vamos a empezar viendo la definición de estas dos habilidades, para terminar viendo como unirlas en tu vida.
¿Qué es la Empatía?
La empatía es la capacidad de percibir, compartir o inferir en los sentimientos, pensamientos y emociones de los demás, basada en el reconocimiento del otro como similar. Es una capacidad que nos ayuda a comprender los sentimientos de los otros, facilitando también la comprensión de los motivos de su comportamiento, es la habilidad para “ponerse en el lugar del otro” y “hacérselo saber”. Se trata de comprender al otro, ponerse en su lugar, aunque no estemos de acuerdo con él.
Es una habilidad que se puede aprender, ya que no nacemos siendo empáticos, sino que esta habilidad interpersonal forma parte de nuestro correcto desarrollo emocional, comenzando a desarrollarse desde la más tierna infancia.
¿Cómo surge la empatía?
La base de la empatía reside en las neuronas espejo que permiten la captación e imitación de los estados emocionales de nuestros semejantes. Estas neuronas propias de nuestra biología deben combinarse con la socialización para poder alcanzar unos niveles de empatía adecuados.
La empatía primitiva, que aparece ya desde los tres meses de edad, se desarrolla gracias a las situaciones de interacción con los adultos, facilitando la creación de vínculos afectivos intensos y privilegiados. En este sentido, la actitud y la educación emocional de los padres es fundamental para que un niño desarrolle empatía. Por ejemplo, un niño cuyos sentimientos son ignorados por sus padres, que le dicen frases como “deja de llorar”, “no te pongas así”…, aprenderá a ignorar sus sentimientos y los de los demás. Del mismo modo, un niño al que se le atiende emocionalmente (se le escucha cuando se queja, se le dan besos, caricias, etcétera) aprenderá a escuchar sus propias emociones y las de los otros, abriendo paso a los primeros pasos del desarrollo de la empatía.
No te preocupes, si no te han ayudado a desarrollar empatía de pequeño, como te he dicho, es una habilidad que se puede aprender.
Empatía contigo mismo
Hay muchas personas que saben ser empáticos con los demás, pero no con ellos mismos. Atienden las necesidades de otros, pero no las suyas.
¿Eres de los que te sometes a unos estándares más altos que a los que sometes a los demás? ¿Te exiges más que a cualquier otra persona?
La consecuencia de tratarte de una manera tan dura puede ocasionar depresión, baja estima y vergüenza. Tienes que aprender a cuidarte, a tratarte con amor y compasión. Necesitas conectar contigo, con esa maravillosa persona que eres y para eso necesitas ser empático contigo. Tienes que entenderte y perdonarte, y ver tus fallos como parte del aprendizaje, debes aprender a ser resiliente para ello.
Y vista la empatía, vamos a ver qué es eso de la asertividad.
¿Qué es la asertividad?
La palabra “asertividad”, podemos definirla como la habilidad social y comunicativa de una persona, esto es, la capacidad de establecer un vínculo comunicativo, respetando los derechos de los demás pero sin renunciar a su voluntad.
Es la capacidad de expresar tus opiniones, sentimientos, actitudes y deseos, y reclamar tus propios derechos, de manera que no afecte a los derechos de los demás. Cuando aceptas pasivamente situaciones que no te gustan, te generan frustración, pudiendo llegar al extremo de generarte agresividad. Siendo asertivo, expresando lo que no te gusta y tus necesidades, demuestras tu autoconfianza.
Ser asertivo te permite expresar tus emociones negativas sin que los demás se sientan molestos y a su vez te hace dejar bien claro tus límites.
¿Ves ahora la conexión entre las dos habilidades? Empatía y asertividad tienen que ir de la mano.
Asertividad Empática, ¿qué es?
La asertividad empática es la habilidad de respetar a los demás y poder ver su perspectiva, pero al mismo tiempo siendo firmes en nuestros límites. Si practicamos la empatía con los demás, pero poniendo en riesgo nuestra identidad por no establecer límites, mostramos nuestra complacencia, no empatía. Por eso cuando añadimos el ingrediente de la asertividad a la empatía, nos hacemos respetar, no comprometemos nuestros límites, pero comunicamos lo que queremos comunicar sin dañar a los demás.
La asertividad empática es una habilidad que conviene que enseñemos a nuestros hijos para que tengan mejores relaciones y algo que nosotros de adultos debiéramos de poner en práctica para mejorar nuestras relaciones personales, y sobre todo para aquellos que se enfrentan a situaciones difíciles cada día por su posición de liderato, es una habilidad que debieran de dominar para hacerse respetar y respetar.
Cuando practicas de manera conjunta la asertividad y la empatia, creas uniones y relaciones verdaderas.
Si deseas saber cómo desarrollar tanto la empatía como la asertividad, te dejo la guía de donde he tomado este texto, que con ejercicios prácticos te va a ayudar a ser más empático con asertividad, a dominar con maestría la habilidad de la asertividad empática.
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