La búsqueda de la felicidad es un objetivo universal, influenciado por factores internos y externos que afectan nuestro estado de ánimo y bienestar general. Los factores internos incluyen las emociones positivas que experimentamos, las cuales producen serotonina, dopamina y endorfinas, conocidas comúnmente como “hormonas de la felicidad”. Estas hormonas, liberadas por el cerebro, desempeñan un papel crucial en nuestra sensación de bienestar y felicidad diaria.

Neurofelicidad para sentirte mejor

La neurofelicidad es una nueva disciplina científica que estudia los mecanismos cerebrales y biológicos de la felicidad, comprendiendo cómo funciona el estado de felicidad a nivel interno en las personas, para conseguir finalmente provocarlo a voluntad.
Esto es, se trata de autoinducirse la felicidad, de modificar tus emociones para sentirte mejor. ¿Y quién no quiere sentirse mejor cada día?

Investigaciones en el campo de la neurociencia han demostrado que existen ciertos hábitos y emociones que pueden aumentar la producción de estos neurotransmisores, mejorando así nuestra calidad de vida. A continuación, exploramos diez hábitos respaldados por la neurociencia que pueden activar las hormonas de la felicidad.

1. Ejercicio Regular y Alimentación Saludabe

El ejercicio físico aumenta la producción de endorfinas, que actúan como analgésicos naturales y mejoran el estado de ánimo. Además, el ejercicio regular incrementa los niveles de dopamina y serotonina, esenciales para la sensación de bienestar.

El Dr. John Ratey, psiquiatra de la Facultad de Medicina de Harvard, afirma: «El ejercicio es lo mejor que puedes hacer por tu cerebro en cuanto a estado de ánimo, memoria y aprendizaje».
No hace falta correr una maratón. Incluso un breve paseo o un entrenamiento rápido pueden marcar una gran diferencia.
Intenta mover el cuerpo todos los días, aunque solo sean unos minutos. Te sentirás más feliz y con más energía.

Cuida también lo que comes

¿Sabías que tu estómago contiene neuronas? Sí, alrededor de 100 millones, por eso le llaman el Segundo Cerebro. Luego es una parte fundamental para tu bienestar emocional. 

Seguramente alguna vez hayas notado cómo tu estómago expresa a la perfección lo que sientes. Miedo, emoción y estrés se sienten en el estómago, incluso las conocidas “mariposas” relacionadas con el amor. Tu estómago produce hormonas y neurotransmisores,  incluso genera más dopamina y serotonina que el cerebro.

Lo que nos muestran los avances científicos, es que modificar la capacidad mental humana no solo puede conseguirse a través del cerebro. “Cambiar la flora bacteriana intestinal predeterminada puede variar la conducta”, afirma el doctor Fernando Carballo, presidente de la Sociedad Española de Patología Digestiva.

Un cambio en la dieta para estimular los intestinos podría abrir campos muy interesantes para curar determinadas enfermedades neuronales, cree este experto. Luego, no olvides  cuidar lo que comes.

2. Meditación y Mindfulness

La meditación y las prácticas de mindfulness aumentan los niveles de serotonina y oxitocina, ayudando a reducir el estrés y promover una sensación de calma y felicidad. Estudios de neuroimagen han mostrado cambios positivos en las regiones cerebrales asociadas con la regulación emocional y la atención. Solo estando en el presente podemos hacer cambios.

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Johns Hopkins descubrió que la meditación puede mejorar los síntomas de ansiedad, depresión y dolor. El Dr. Madhav Goyal, que dirigió el estudio, afirma: «La meditación pareció proporcionar tanto alivio de algunos síntomas de ansiedad y depresión como el que otros estudios han encontrado en los antidepresivos.»

No es necesario meditar durante horas. Incluso unos minutos al día pueden marcar una gran diferencia. Busca un lugar tranquilo, siéntate cómodamente y concéntrate en tu respiración. Con la práctica regular, notarás que te sientes más tranquilo y feliz.

3. Márcate Objetivos para Aumentar la Motivación

Diversas investigaciones han constatado que plantearse objetivos a largo plazo hace sentir que se está trabajando para lograr algo, pero también permite liberar dopamina (neurotransmisor o mensajero químico, cuyas funciones entre otras son: regular el sueño, la atención, la actividad motora, el humor. Se considera a la dopamina el centro del placer, ya que regula la motivación y el deseo y hace que repitamos conductas que nos proporcionan beneficios o placer),  proceso que te hará sentirte más aliviado, motivado y probablemente más feliz.

4. Practicar la Gratitud

La práctica regular de la gratitud puede aumentar los niveles de dopamina y serotonina. Mantener un diario de gratitud y expresar agradecimiento a los demás puede reconfigurar el cerebro para enfocarse en lo positivo.

La gratitud tiene la capacidad de modificar tu cerebro. Según el Centro de Investigación de Conciencia de la Atención Integral de la UCLA, (Mindfulness Awareness Research Center) expresar gratitud cambia literalmente la estructura molecular del cerebro, mantiene la materia gris funcionando y nos hace más saludables y felices.

Los beneficios de la gratitud empiezan con el sistema de dopamina, porque sentirse agradecido activa la región del tronco cerebral que la produce. Adicionalmente, la gratitud hacia otros incrementa la actividad en los circuitos sociales de dopamina, los cuales provocan que la interacción social sea más placentera. Pensar en cosas por las que te sientes agradecido te fuerza a concentrarte en los aspectos positivos de tu vida. Este simple acto incrementa la producción de serotonina en el córtex del cíngulo anterior. La gratitud no solo hace feliz a tu cerebro, sino que también puede crear un círculo de retroalimentación positiva en tus relaciones.

5. Abraza mucho

Tenemos que sentir el amor y la aceptación de los demás, y no sentirlo puede resultar doloroso. Una de las principales formas de liberar oxitocina (hormona responsable de comportamientos sociales, sentimentales, patrones sexuales y la conducta parental) es a través del tacto.

Los abrazos deben ser parte de tu rutina diaria para que puedas liberar mucha oxitocina, ya que los circuitos del dolor y la ansiedad disminuyen su activación con ella. Cuantos más abrazos, más disminuye la sensación de preocupación y te sientes más feliz. Abraza a tus seres queridos todos los días.

6. No te Quejes

La expresión constante de emociones adversas fortalece los circuitos cerebrales negativos de la amígdala. Los pensamientos positivos expanden las oportunidades y las opciones, mientras que los negativos nos limitan, nos producen frustración, fatiga y abatimiento.

Quejarte una y otra vez crea una conexión neuronal, o sinapsis, que desencadena estrés y miedo. Y cuanto más te quejas, cuanto más repites los pensamientos de queja, la conexión neuronal se hace más estrecha hasta que creas un hábito. Te vuelves adicto a la queja.

La queja es un discurso interno (lo que te dices a ti mismo) o externo (lo que expresas a otros), cuya intención es la de expresar o aliviar un malestar, dolor, sufrimiento, o cuya intención es la de criticar algo o a alguien. La queja te llena de energía negativa y te aleja de la búsqueda de soluciones y de las personas, porque no olvides que a nadie le resulta agradable alguien que se queja continuamente.

7. Sonríe

Cuando una persona se ríe de verdad, en su cerebro, se liberan endorfinas (neurotransmisores secretados por la glándula pituitaria del cerebro, que tienen un efecto de tipo opiáceo similar a la morfina). Por eso las endorfinas se conocen como «opiáceos naturales». 

También se libera un neurotransmisor cerebral llamado dopamina muy relacionado con los estados de bienestar psicológico. Al mismo tiempo, cuando una persona se ríe de verdad, disminuyen sus niveles de cortisol que es una hormona conocida como la «hormona del estrés».

Si sonríes aún en los peores momentos, tu cerebro entenderá que estás feliz, por lo que adecuará todos sus procesos en lo que se refiere a este estado de ánimo, logrando incrementar esa sensación de felicidad. Sonríe siempre que te acuerdes de que es bueno hacerlo. Márcate un tiempo al día para sonreír. Es un ejercicio fenomenal para aumentar tus péptidos de felicidad.

8. Socializa y cultiva relaciones sanas

Pasar tiempo con los amigos y la familia puede hacerte más feliz. La conexión humana es muy importante para nuestro bienestar. Cuando conectamos con los demás, nuestro cerebro libera una hormona llamada oxitocina, que nos ayuda a sentirnos bien y reduce el estrés.

Si quieres mantener feliz a tu cerebro, ten claro quién es tu red de apoyo. Distingue bien a quién le importas y alimenta esas relaciones. Rompe con las relaciones tóxicas que no te aportan y solo te roban tu energía.

9. Practica la Generosidad

Dar a los demás, ayudar, es lo que te trae verdadera felicidad. Dar te saca de ti mismo y te permite expandirte más allá de las limitaciones terrenales. La verdadera alegría radica en el acto de dar sin esperar recibir algo a cambio. 

La investigación académica y miles de años de historia humana confirman que lograr el significado de la vida, la realización y la felicidad en la vida proviene de hacer felices a los demás y no de ser egocéntricos.

El poder de dar se manifiesta en la amabilidad y generosidad que le otorgas a otra persona. Cuando le das a otro desinteresadamente, la energía vibratoria que emite tu subconsciente es más fuerte. El poder de dar, según la neurociencia, es que uno se siente bien.

Un proverbio chino dice: «Si siempre das, siempre tendrás».

La sensación producida por los actos de generosidad ha sido denominada por los expertos como efecto de brillo cálido. Esto describe la sensación placentera que recibimos al ayudar a los demás.

Investigaciones recientes han profundizado en cómo la generosidad afecta a diferentes aspectos de nuestro bienestar. Por ejemplo, un estudio de este tipo publicado en la revista Nature Communications demostró que la generosidad nos hace más felices y lo confirmó al resaltar las regiones del cerebro involucradas. Los resultados sugieren que dar puede proporcionar un beneficio de salud único al reducir la ansiedad y el estrés.

10. Cuestionar los pensamientos inútiles

No puedes controlar los pensamientos que surgen, pero puedes decidir si son útiles, y optar por no prestar a los pensamientos inútiles más atención de la que merecen.

Escucha tus pensamientos, pero no los creas necesariamente.

Tus pensamientos son solo pensamientos, los susurros de tu sistema límbico. Los pensamientos son algo que tienes, pero no son lo que eres. Tú no eres tu sistema límbico. Identificar, reconocer y replantear los pensamientos inútiles es algo en lo que puedes trabajar con la guía con ejercicios prácticos 30 PASOS PARA TU EMPODERAMIENTO: DESTAPA TU SUBCONSCIENTE Y ALCANZA TU ÉXITO, de dónde ha sido tomado este post.

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