Las hijas de madres narcisistas, crecemos con falta de afecto y un gran vacío emocional. A veces es frecuente que cubramos ese vacío con la comida. De aquí muchos desórdenes alimentarios como la bulimia.
Cuando de pequeña sufres abusos por parte de tu madre y esta no te valida emocionalmente, creces con una serie de secuelas que conforman el síndrome de la víctima narcisista. Una de esas secuelas es la bulimia.
Cuando crecemos sin poder ser nosotras mismas, de alguna manera necesitamos acallar nuestros demonios, llenar el enorme vacío que sentimos, y la comida nos ayuda a calmar la ansiedad que nos causa el ser continuamente humilladas y maltratadas por nuestra madre.
La comida empieza a ser nuestra cura emocional.
Empezamos lentamente con un trastorno que aunque al principio parece nos cubre el agujero negro en el que vivimos, a la larga nos mata lentamente.
La bulimia te mata a cachitos y te deja vivir otros. Engullir todo de golpe, tapa nuestra tristeza, nuestro vacío. Pero cuando te purgas y quieres sacar todo de ti, lo mismo que sacarías a tu madre de tu vida, te sumerge en una gran resaca.
La rabia, la frustración, la vergüenza, la impotencia que sientes después de purgarte también te matan. El vacío emocional es cubierto de golpe, como una fuerte ráfaga de viento. Y el vómito vuelve a traer todo nuestro dolor y vacío. El torbellino de emociones que vives en el corto espacio de tiempo que dura el ataque bulímico te deja agotada. Y solo quieres esconderte, dormir. Tu sola te encierras ahora en el agujero negro.
Te levantas, sigues con tu vida normal. O al menos eso tratas. Pero cuando tu madre vuelve a abusar de ti, te vuelve a humillar, caes de nuevo en la comida.
En ese bocado que engulles con tanta necesidad como la de un abrazo.
Pero una vez que te das cuenta de que la comida no te abraza y te hace sentir mal, quieres sacártela toda de ti. Y otra vez viene la tortura del vómito. Del querer escupir tu odio. Esta vez hacia ti, no hacia tu madre.
Es un suicidio lento. Un hacerse daño continuo. Odiarte. Un ser tu propio monstruo. Ya no es solamente tu madre la que te maltrata. Si no tú la que te haces daño, porque aunque te distancies de tu madre, el vacío emocional sigue estando ahí.
Que es la Bulimia
“Los desórdenes alimentarios son una manifestación de la guerra de deseos que existe en el vínculo madre-hija –explica la terapeuta Laura Gutman, autora de “La revolución de las madres”–.
Bulimia
La bulimia es un trastorno compulsivo.
Las personas que la padecen tienen una necesidad incontrolable de absorber alimento en gran cantidad. Se come en exceso para cubrir la falta de amor y afecto. Con la comida intentas colmar un profundo vacío interior, que quieres llenar a toda costa. Cuando sufres de este trastorno, utilizas diferentes medios para intentar compensar los atracones: la provocación del vómito, el uso excesivo de laxantes o de diuréticos, el ayuno y ejercicio físico muy intenso.
Quienes padecen de bulimia tienen una gran necesidad de ser amadas y recibir “alimento emocional”.
Hay una sensación de vacío que se intenta llenar desesperadamente. Alimento físico = alimento emocional.
La persona bulímica también puede buscar protección. Y para ello, come, porque comida es igual a madre, “…tomo la comida que no me da mi madre…”.
Las hijas que hemos crecido en el seno de una familia disfuncional, gobernada por una madre tóxica o con trastorno narcisista de la personalidad, tendemos a padecer este trastorno para cubrir el gran vacío emocional que sentimos.
La bulimia es una pérdida del control, por lo tanto, es lógico suponer que la persona afectada se reprimió demasiado de querer y aceptar a su madre, y sobre todo de aceptar a la mujer que hay en su madre.
Si la bulimia ha sido o es parte de tu vida y tu madre no te ha ‘alimentado emocionalmente’ como una madre debe hacer, que sepas que esta como otras secuelas que el abuso emocional nos deja se pueden superar. Una vez conoces lo que te duele, cada herida, el Síndrome de la Víctima Narcisista, puedes afrontarlas, y encaminarte a una reconstrucción cognitiva que te ayude a ver quién eres realmente. Porque nunca olvides que aunque tu madre no te lo dejara ver, llevas dentro de ti a una gran mujer.
Te dejo la guía con ejercicios prácticos que te va a ayudar a dejar atrás esas secuelas, poder abrazarte y ver lo mucho que vales: SOBREVIVIR A UNA MADRE NARCISISTA