¿Cómo dejar de ser una persona tóxica?

Pasamos mucho tiempo y energía tratando de identificar a las personas tóxicas en nuestras vidas, pero ¿con qué frecuencia miramos hacia adentro durante nuestra búsqueda? La verdad es que hay veces en las que mostramos comportamientos o patrones tóxicos sin darnos cuenta. Aquí te explico cómo saber si eres una persona tóxica, qué significa realmente tóxico y cómo dejar de serlo.

Para llevar una vida plena, a la primera persona que debes analizar es a ti mismo, no los demás, seguir mirando fuera, sigue mostrando tu dependencia, y para tu crecimiento personal, es fundamental mirar dentro y preguntarte si eres una persona tóxica es parte de esa madurez emocional.

Vamos a empezar primero viendo qué significa ser una persona tóxica.

¿Qué es ser tóxica?

Una persona tóxica es alguien que muestra regularmente acciones y comportamientos que hieren a los demás o que tienen un impacto negativo en la vida de las personas que le rodean, y suele ser el principal factor instigador de una relación tóxica. Pero no es lo mismo ser tóxico y disfrutar haciendo daño, que tener comportamientos tóxicos que a veces, sin saberlo, pueden apoderarse de nosotros.

La buena noticia es que, con un poco de autorreflexión podemos darnos cuenta de estos hábitos y erradicarlos para convertirnos en mejores personas. He aquí algunos de los comportamientos más comunes que, podrían estar perjudicando a quienes te rodean y también ideas para que lo soluciones:

Eres sarcástica

Las personas que solo buscan lo negativo pueden resultar agotadoras a largo plazo; las burlas, incluso en broma, pueden sentirse como una animadversión encubierta por quien las recibe.

Solución: antes de abrir la boca, piénsalo dos veces, y pregúntate cómo te sentirías tú si se burlaran de ti así. Practica la empatía, ese entender cómo se sienten los demás, ponte en el lugar de quien recibe tu sarcasmo.

No enfrentas los conflictos

Los conflictos son incómodos. No te gusta enfrentarte directamente a las situaciones delicadas, así que ideas, formas de eludirlas. Pero si siempre te andas con rodeos y ocultas tu hostilidad mediante un comportamiento hosco, o insultos sutiles, lo único que consigues es amplificar el problema y hacer el problema mayor. Te conviertes en pasivo agresivo.

Solución: Las conversaciones difíciles pueden darte miedo, no sentirte cómodo en ellas. Pero es algo que puedes poner en práctica y aprender. Comienza a desarrollar tu asertividad, y verás cómo tus relaciones mejoran.

Te gusta competir

Contarle a alguien que has pasado por una experiencia similar a la suya es diferente de intentar demostrar que tú lo has pasado peor. Con la primera demuestras que te identificas con la otra persona y utilizas esa empatía para conectar. Lo segundo es una competición. Te comparas de manera habitual en diferentes situaciones de la vida, siendo lo tuyo, lo pero, lo mejor, lo más importante, lo más doloroso…

Solución: No invalides las experiencias de otros. Sé consciente de por qué sientes la necesidad de «competir»: ¿es porque es la única forma de sentirte validado? A veces, la honestidad es el mejor regalo que podemos hacernos a nosotros mismos, por mucho miedo que nos dé. De este modo, podemos sentir verdadera empatía por nosotros mismos y por los demás.

Quieres arreglar todo y a todo el mundo

Algunos de nosotros somos salvadores y solucionadores por naturaleza: quizá te hayan entrenado para adelantarte a los problemas y resolverlos, o inconscientemente repetimos una dinámica de cuando éramos más jóvenes. Buscamos alguien de quien ocuparnos para sentirnos bien. Debes entender que los demás no son tus proyectos y que cada uno debe solucionar sus problemas emocionales.

Solución: reconoce que no necesitas arreglar a todo el mundo. Aprende a aceptar los defectos de las personas, ayúdalas cuando te lo pidan y, si es necesario, retírate de aquellas relaciones en las que los comportamientos de la persona te estén afectando gravemente de forma negativa. No es necesario que cargues con los problemas de todas las personas. Trabaja en tu codependencia emocional que es la que hace que quieras solucionar los problemas de todo el mundo, conócete, amate y valórate.

Crees que señalar los defectos de alguien le ayudará a cambiar

Si practicas esto, has de saber que es hiriente y alienante. No añadas sal a las heridas, la mayoría somos conscientes en cierta medida de nuestros defectos, no los señales.

Solución: En lugar de señalar un defecto, puedes ofrecer tu ayuda o apoyo, pero si lo que vas a decir pude hacer daño, mejor no digas nada.

Impones tu verdad a otros

Como dice Paulo Coelho, «Creemos que una persona más que suscribe nuestra verdad la hace más válida.», por eso tratas de sumar discípulos a tus ideas. Imponer nuestras verdades a los demás resulta incómodo e invasivo.

Solución: vive tu vida. Cuando los demás estén preparados y empiecen a preguntarte, puedes abrir suavemente la conversación, dando tu punto de vista, lo que te ha funcionado a ti, pero sin imponer.

Eres pesimista

Ves lo negativo de la vida, o peor crees que hay poco bueno en esta vida.

Solución: practica la gratitud y la generosidad. Cuando estás agradecido por lo que tienes y eres, tu perspectiva en la vida cambia. Haz el esfuerzo de salir de la negatividad.

Tienes mentalidad de víctima

Crees que la vida te trata mal, y te gusta que las demás personas escuchen tu historia y lo mal que lo pasaste. No tomas responsabilidad de tu vida, y aceptas que lo que te ocurre es consecuencia de tus decisiones.

Solución: trabaja en conocerte, en tu empoderamiento, para aprender a aceptarte y responsabilizarte de ti.

¿Por qué soy una persona tóxica?

Una persona tóxica es una “persona egoísta y/o narcisista que afecta a las personas que le rodean.” Este comportamiento no surge de manera espontánea, sino que es algo que aprendemos a imitar, que es principalmente como aprendemos los humanos oes un comportamiento que desarrollamos. Así, las personas con padres que tienen rasgos tóxicos pueden ser más propensas a tener también esas características.

Pero también podemos desarrollar rasgos tóxicos por la incapacidad para procesar el estrés y el dolor. 

¿Y qué hacer cuando nosotros somos la persona tóxica, esa que hace daño a los demás?

Reconoce que eres una persona tóxica

Aceptar que somos tóxicos y que podemos de una manera inconsciente hacer daño a los demás es muy valiente, porque también podemos decidir no hacer nada y seguir perpetuando el dolor en quienes nos rodean. Por eso aceptar nuestra toxicidad es un paso muy grande. Como describo en el Método RAN: reconocer, aceptar y nutrir.

Si reconoces los rasgos tóxicos, y los aceptas en ti, entonces puedes trabajar en nutrirte, en cambiar, queriéndote.

Esto conlleva tener la capacidad de observar objetivamente tus interacciones y relaciones con los demás y ser consciente de que ciertos patrones pueden ser perjudiciales. Es decir, necesitas ser autoconsciente, tener la habilidad de observar tus propias acciones y emociones.

Las personas no adquirimos comportamientos tóxicos por voluntad propia, más bien es algo que derivada de vacíos emocionales. La actitud de querer mejorar es un gran factor, que te permitirá motivarte a crecer emocionalmente, a empoderarte, crecer como persona y ser más feliz.

Si deseas saber tu grado de toxicidad, si incluso puedes llegar a ser narcisista, te dejo el test para saberlo. No te asustes, porque puedes trabajar en ellos, no tienes por qué dejar que controlen tu vida, y puedes emprender el camino del crecimiento y empoderamiento personal.

Si deseas dejar de ser una persona tóxica, te dejo la guía que te va a ayudar a eliminar los comportamientos tóxicos aprendidos, grabados en tu subconsciente. Te va a dar las herramientas para tu reprogramación, aceptando tus habilidades, y reforzando tus debilidades, para que dejes de lado los comportamientos tóxicos que te hacen daño.

Artículos que te pueden interesar

Test de Autoayuda