Las heridas de la infancia dejan cicatrices en el corazón, cicatrices emocionales que nos acompañan a lo largo de la vida, hasta que las enfrentamos.

En este post, vamos a desentrañar el misterio de las heridas de la infancia. ¿Qué son exactamente? ¿Cómo se forman? Y lo más importante, ¿cómo podemos deshacernos de ellas? Porque ya es hora de dejar de tropezar con los mismos obstáculos una y otra vez y empezar a vivir tu mejor vida

¿Qué Son Las Heridas de la Infancia?

Las heridas de la infancia son aquellas experiencias dolorosas, traumáticas o desafiantes que ocurren durante los primeros años de vida y que tienen un impacto significativo en el desarrollo emocional, psicológico y social de una persona. 

¿Cómo se Forman las Heridas de la Infancia?

Estas heridas pueden surgir como consecuencia de un abuso físico, emocional o sexual, la negligencia, el abandono de los padres, el divorcio de los padres, la continua exposición a la violencia doméstica, el bullying… entre otros eventos estresantes.

Lo más importante es que estos acontecimientos ocurren cuando una persona está formando su identidad, su sentido de seguridad y su capacidad para establecer relaciones saludables con los demás y hacen que aprendamos a no querernos, a no tener confianza en nosotros mismos, a no desarrollar la capacidad para regular las emociones y estos «hechos» hace que aprendamos cómo nos percibimos y cómo nos relacionamos con el mundo.

Es importante reconocer y abordar estas heridas para poder sanar y liberarse de su influencia negativa en la vida adulta. A través del apoyo emocional, la auto-reflexión y el trabajo personal, es posible transformar el dolor de las heridas de la infancia en oportunidades de crecimiento, fortaleza y resiliencia.

Síntomas De Heridas Emocionales Infantiles

Algunos síntomas comunes que podrían indicar la presencia de heridas emocionales infantiles son los siguientes:

Problemas de autoestima

Los niños que han experimentado heridas emocionales pueden tener una baja autoestima, dudar de su valía y sentirse poco seguros de sí mismos. Cuando no te han querido, no han cubierto tus necesidades, terminas no amándote.

Dificultades para establecer relaciones

Cuando de pequeño no te han valorado, no te han enseñado a confiar en ti, puedes tener dificultades para confiar en los demás, establecer relaciones de apego seguras o mantener amistades cercanas debido a experiencias pasadas de traición, abandono o abuso. De manera inconsciente, como tus padres te fallaron, crees que los demás te pueden fallar.

Problemas emocionales

Los niños pueden tener dificultades para regular sus emociones, experimentar cambios de humor extremos, ansiedad, depresión o comportamientos impulsivos. Cuando sufres algún tipo de abuso o negligencia, no sabes reconocer tus propias emociones.

Problemas de conducta

Los niños con heridas emocionales, pueden mostrar comportamientos desafiantes, agresivos o disruptivos en la escuela o en casa como una forma de expresar su angustia emocional. Su dolor lo expresan con comportamientos para llamar la atención que pueden ser destructivos.

Autolesiones

Algunos niños pueden recurrir a comportamientos autodestructivos, como cortarse o lastimarse, como una forma de lidiar con el dolor emocional.

Problemas académicos

 Las heridas emocionales (como puedes leer en el artículo de la revista de psicología) pueden interferir con el rendimiento académico del niño, causando dificultades para concentrarse, aprender y participar en la escuela.

Síntomas físicos

 Los niños que son heridos emocionalmente, pueden experimentar síntomas físicos como dolores de cabeza, dolores de estómago u otros problemas de salud que no tienen una causa médica identificable.

Aislamiento social

Cuando de pequeño te hieren emocionalmente, puedes aislarte socialmente, evitar actividades sociales o pasar mucho tiempo solo como forma de protegerte del dolor emocional. Huyes de las personas en las que no confías, o te avergüenzas por lo que estás viviendo y por lo que sientes.

Es importante tener en cuenta que estos síntomas no siempre son indicativos de heridas emocionales y pueden tener otras causas subyacentes. Sin embargo, si observas estos síntomas persistentes en un niño, es importante buscar apoyo y recursos adecuados, como terapia infantil, para abordar las heridas emocionales y promover la salud emocional y el bienestar del niño.

¿Cómo Sanar Las Heridas de la Infancia?

Sanar las heridas de la infancia es un proceso profundo y transformador que requiere tiempo, paciencia y compromiso. De pequeño poco podías hacer, ya que dependías de tus padres o cuidadores para la supervivencia, pero ahora de adulto, puedes tomar la decisión de dejar atrás esas heridas, entender que lo vivido te ha hecho aprender a reaccionar de un determinado modo, te ha hecho tener ciertos pensamientos sobre ti (han influido en tu autoestima), en lo que tienes que empezar a trabajar para reconstruirte y sacar todo el potencial que llevas en ti, descubriendo tu verdadera identidad. No olvides que las heridas de tu pasado, no tienen por qué definirte.

Aquí hay algunas estrategias que pueden ayudar en este proceso:

Reconocer y aceptar las heridas

El primer paso hacia la curación es reconocer y aceptar que las heridas emocionales existen y que tienen un impacto en tu vida. Aceptar tus emociones y experiencias pasadas es fundamental para iniciar el proceso de sanación.

Buscar apoyo profesional

Considera buscar la ayuda de un terapeuta o coach especializado que te pueda proporcionar un espacio seguro y de apoyo para explorar tus emociones, entender tus experiencias pasadas y aprender estrategias efectivas para reconstruirte.

Practicar la auto-compasión

Cultiva la compasión hacia ti mismo y reconoce que mereces amor, cuidado y comprensión, incluso si no lo recibiste en el pasado. Trátate con amabilidad y comprensión mientras trabajas en tu proceso de sanación.

Reconocer tus emociones

Permítete sentir y expresar tus emociones de manera saludable. Esto puede incluir escribir en un diario, practicar la meditación o el mindfulness, o participar en actividades creativas que te ayuden a procesar tus sentimientos. Deja que las emociones salgan, aunque sean de dolor, necesitas sacarlas para avanzar hacia encontrar la gran persona que eres.

Reevaluar creencias y patrones de pensamiento

Examina las creencias y los patrones de pensamiento negativos que puedan haber surgido como resultado de las heridas emocionales de la infancia. Trabaja en cambiar estos patrones limitantes por pensamientos más positivos y realistas sobre ti mismo y tu valía. Lo que pensamos de adultos, es una repetición de los mensajes grabados en nosotros como niños, bien de frases que nos dijeron, o bien de los pensamientos que surgieron ante un abuso. Por eso debes cuestionar ahora tus pensamientos, y encontrar los tuyos de verdad.

Establecer límites saludables

Cuando creces, muchas veces no te enseñan a establecer límites, ya que quizá te ha tocado aprender que primero había que satisfacer a papá o mamá (haciendo lo que ellos querían, incluso estudiando lo que ellos querían que estudiaras). Aprende a establecer límites saludables en tus relaciones y a decir «no» cuando sea necesario para proteger tu bienestar emocional. Aprende a priorizarte y a tus necesidades.

Practicar el autocuidado

Dedica tiempo regularmente para cuidar tu bienestar físico, emocional y mental. Esto puede incluir ejercicio regular, una dieta saludable, suficiente descanso, actividades que disfrutes y tiempo para relajarte y desconectar del estrés. En ente punto, la meditación, el yoga, tapping… son técnicas que te pueden ayudar enormemente.

Perdonar

Trabaja en el perdón hacia ti mismo. Hiciste lo que pudiste con las herramientas emocionales que tenías. No te castigues por no haber hecho las cosas de diferente modo.  El perdón no significa olvidar o justificar el daño causado, sino liberarte del peso emocional que llevas contigo. Uno perdona para avanzar, para desapegarse de lo que nos causó dolor, para poder avanzar y poder ser feliz en el aquí y el ahora. Es el último gran paso hacia tu liberación, con el que puedes permitirte, verte y sentirte como la persona que realmente eres. Tu pasado no te define más.

Conclusión

Las heridas emocionales de la infancia pueden tener un impacto profundo y duradero en nuestras vidas, pero no tienen por qué definirte. A través del autoconocimiento, el apoyo emocional y el trabajo personal, puedes dejar atrás estas heridas y liberarte del peso de un pasado, que hasta ahora te ha limitado. 

Es un proceso que no es lineal, te puedes encontrar altibajos, pero no tires la toalla, porque aunque necesita mucho de tu parte, es un proceso transformador, que te va a hacer cultivar tu resiliencia, fortalecer tu autoestima y establecer relaciones más saludables. 

Atrévete a aprender a amarte y aceptarte, para dar paso hacia una vida más plena, auténtica y satisfactoria. Cada paso que des te acerca un poco más a tu libertad emocional y al bienestar duradero.

Si lo deseas, te dejo el libro que te puede servir de guía para reconocer tus heridas infantiles, que con ejercicios prácticos te va a ayudar a encontrar quién eres y lo mucho que vales. SOBREVIVIR A UNA MADRE NARCISISTA, que te va a ayudar a reconocer las heridas emocionales de tu infancia, pero sobre todo te va a ayudar a superarlas, pudiendo encontrar tu identidad. A través del Método RAN, vas a poder reconstruirte y sacar todo tu potencial.

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