Cuando creces con una madre narcisista, el Síndrome de Estocolmo, es a veces una de las secuelas que te quedan. Te sabes maltratado, tu madre te hace vivir en una montaña rusa de emociones, pero a pesar de eso la defiendes.
Hay veces que no podemos apartarnos de nuestra madre, o de nuestra pareja, aunque esta nos cause constante dolor. Nos gustaría salir huyendo, pero no podemos, hay algo que nos paraliza.
Mirando atrás, ahora que estoy libre de mi maltratadora, no puedo creer toda la toxicidad y maltrato que toleré. Pero a su vez era mi madre y le tapaba todas sus fechorías. La justificaba, y hasta delante de los demás la presentaba como una buena madre. Además, es como hacen que les vea el mundo.
Si siempre tienes alguna excusa para no tomar las riendas de tu vida, dejar a tu maltratadora o maltratador atrás y ser libre para empezar a vivir, puedes sufrir del Síndrome de Estocolmo.
¿Qué es el Síndrome de Estocolmo?
El Síndrome de Estocolmo es un estado psicológico en el que la víctima de secuestro, desarrolla una relación de complicidad con su secuestrador.
En ocasiones, los prisioneros pueden acabar ayudando a los captores a alcanzar sus fines o evadir a la policía.
Según la corriente psicoanalítica, el Síndrome de Estocolmo sería entonces una suerte de mecanismo de defensa inconsciente del secuestrado, que no puede responder a la agresión de los secuestradores y que se defiende de la posibilidad de sufrir un shock emocional.
La víctima se identifica con el agresor/a, creando un vínculo en el sentido de que el secuestrado empieza a tener sentimientos de identificación, de simpatía, de agrado por su secuestrador.
Características del Síndrome de Estocolmo
Vamos a ver primero las características que se deben dar para padecer el Síndrome de Estocolmo, según los psicólogos:
- La víctima debe sentir que hay un verdadero peligro para su supervivencia (el peligro puede ser emocional).
- La víctima debe estar desconectada de todo tipo de perspectiva que no sea la de su abusadora (la única fuente de información es su abusadora).
- La víctima debe sufrir inhabilidad de escaparse, bien real o percibida.
- La abusadora debe de vez en cuando ser amable con la víctima. Esa amabilidad momentánea es la que crea la vinculación afectiva entre la víctima y la abusadora, además es su madre. Por el miedo y por el aislamiento que la víctima experimenta, las pequeñas señales de bondad son magnificadas por la víctima, y se cree tremendamente agradecida por ellas. Incluso termina estando agradecida por cosas que le pertenecen por derecho como la ropa, la comida… que reciben.
Síndrome de Estocolmo en los hijos
Los hijos de una madre narcisista, padecemos el Síndrome de Estocolmo, y es una de las grandes razones por las que muchos no se apartan de una madre que les hace daño.
Pese a lo que nuestras madres nos han maltratado, son quienes nos han traído al mundo, la única figura cuidadora que hemos tenido junto con nuestro padre y la hemos defendido. Y es que es muy duro aceptar que tu madre no te quiere, que no desea lo mejor para ti, sino para ella.
Tu madre te hace sentir mal, te grita, trata mejor a tu hermano, se enfada con tu padre, el ambiente en casa es insoportable… pero es lo que conoces y muchas veces cuando tratas de ver que tu familia te hace daño, te convences para quedarte unido a la familia con miedo a traicionarles, porque también tiene sus cosas buenas: y es que a veces parece te trata bien, te compra ropa, presume de ti frente a amigos… Y esas muestras de un supuesto afecto te atan a ella.
Está relacionado con el vínculo traumático que nos une a ella, ese darnos de vez en cuando nos mantiene atados a la familia que cada vez nos hunde más.
Qué sufren los hijos con Síndrome de Estocolmo
Los siguientes cuatro puntos son descritos por los psicólogos como las características de los hijos con Síndrome de Estocolmo con Madres Narcisistas:
Miedo a la supervivencia
El primer punto, el miedo a nuestra supervivencia. Aunque no tengamos miedo a perder nuestra vida, vivimos con miedo constante a hablar, decir o hacer cualquier cosa que no se ajuste a sus expectativas.
Personalmente, yo no sentí en ningún momento que peligraba mi vida porque mi madre fuera a terminar con ella, pero si miedo a que por tanto sufrimiento yo fuera a terminar con mi vida.
Luz de Gas o Gaslighting
La segunda característica la padecemos de manera muy clara. Es el hacer luz de gas o gaslighting. Nuestra madre, aunque no nos pueda tener absolutamente aislados del mundo, se encarga de que no creamos nada que no salga de su boca. Incluso nos hacen dudar de nuestras percepciones.
Se encarga de presentar al mundo como un peligro donde ella es la única persona que nos conviene. Como en la película de Rapunzel o enredados de Disney.
La falta de Escapatoria
El tercer punto es muy claro: un niño no puede escaparse, no tendría dónde ir para sobrevivir. Además, se suma nuestro sentimiento de culpabilidad.
Creemos que todo es culpa nuestra, con lo que a menudo no sentimos que tenemos nada de lo que escapar. Y cuando llegamos a ser adultas, y nuestra mente nos tortura por el abuso sufrido, entonces la sociedad nos dice que tenemos que amar a nuestra madre. Así que también se nos complica el escaparnos de sus garras.
Bondad Ocasional
El cuarto punto es la bondad ocasional. Las migajas de bondad de nuestra madre son las que desencadenan el Síndrome de Estocolmo. Sus gestos de parecer una madre normal de vez en cuando, nos confunden y nos hace pensar que no es para tanto, que no es tan mala. Pero las migajas solo sirven para mantenernos atadas a su maltrato.
Es lo que crea el vínculo traumático con ella. Pero si lo piensas bien, que te dé de comer, compre ropa, pague estudios, eso es cubrir necesidades básicas. No es que te dé nada especial, porque cariño no lo regalan ni tan siquiera para atarte.
Síntomas de que sufres Síndrome de Estocolmo con tu madre
La principal característica de las personas con síndrome de Estocolmo es el vínculo y la lealtad que muestran hacia su captor o maltratador. En tu caso, es que defiendes o justificas a tu madre.
Otros signos y síntomas del síndrome de Estocolmo pueden ser:
Defender a tu madre ante terceros
Permanecer leal a ella, incluso cuando se te da la oportunidad de hablar en su contra
Darte excusas constantes para no dejarla.
No querer escapar o abandonar la situación de cautiverio aunque se presente la oportunidad.
Buscar la aprobación y el afecto en ella
Te desvives para hacer las cosas bien, para rascar alguna miguita de amor de ella o su aprobación.
Si estás en esa situación en la que dudas de tu madre, en la que te echas la culpa y le das la razón de lo mala que eres, no te engañes.
En una relación saludable, una madre es buena todo el rato. No confundamos poner límites y ser recta con ser mala, por favor. La gente funcional puede enfadarse, gruñir, ser egoísta también. Pero nunca una madre funcional no te despreciará o será cruel contigo.
Una madre que te desprecia, te hace sentir pequeña o insignificante, que tus opiniones no son válidas… es una madre que no se preocupa de las necesidades emocionales de sus hijos y eso es más importante que la comida para un niño.
Huye de la madre disfuncional que te ha tocado. Puedes ser libre, ser tú. Reír, pensar lo que quieras … y que nadie te juzgue por ello.
Aunque ahora te parezca difícil, puedes tener una vida por ti misma o por ti mismo. Cree en ti, porque aunque tu madre no te haya ayudado a ver lo que vales, créeme, llevas un gran valor dentro que mereces descubrir.
Es deber de los padres brindar a los hijos un ambiente sano para su desarrollo, fuera de problemas y responsabilidades que no son propias de su edad, pero muchos no saben hacerlo hundiendo a sus hijos en problemas emocionales.
Si lo deseas te dejo la guía que te va a ayudar a dejar atrás tus heridas infantiles y encontrar tu identidad para poder por fin ser tú mismo.
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