El cerebro no reconoce el NO
Los neurólogos y lingüistas hace tiempo, demostraron que el cerebro traduce tus palabras en imágenes.
A cualquier palabra o pensamiento, el cerebro le asigna una imagen representativa, lo que no puede hacer con la negación.
Hagamos una prueba contigo: Cierra los ojos y piensa por un momento, estás en una playa, recostado plácidamente en una hamaca…el sol baña tu cuerpo y te sientes muy bien…¡guau! ahora imagina también que estás bebiendo tu bebida preferida…sabóreala ¡mmm! sientes cómo el líquido frío recorre tu esófago y llega al estómago… ahora…quiero que No pienses, en una rubia despampanante que se dirige hacia ti o en un morenazo con un cuerpo marcando abdominales…
¿Qué haces?, justo lo contrario… ¿cierto? Te imaginas que la rubia o el morenazo va hacia ti…
Esto sucede también en nuestra vida diaria, sin darnos cuenta. Cuando le decimos a nuestro niño: no corras por el patio….¿Qué hace? … corre por el patio. No pintes en la pared….y termina haciéndolo…y tú igual. No fumes entonces te acuerdas del cigarro y fumas, no pienses en quien te ha hecho daño y esa persona aparece en tu mente, no comas y te entra hambre,…
Es sencillo: cuando no quieres pensar en algo, lo haces.
En PNL (Programación Neurolingüística), la palabra no es algo que se trata de cambiar en el lenguaje, ya que la mente inconsciente no procesa las afirmaciones negativas.
Este concepto es muy importante de entender para comunicarnos con los demás.
Imagínate si en lugar de decir a un niño no pintes en la pared, le dices “toma todos estos papeles para pintar”, o si a tu hijo adolescente en lugar de decirle que no llegue tarde le dices que llegue diez minutos antes. O a tu pareja si le dijeras que te encanta su compromiso en lugar de decirle que no te engañe o te rompa el corazón.
Aprende a enfocarte en lo positivo y no en lo negativo.
Es muy importante convertir las cosas en afirmativas. También hay que hacerlo con los niños. Se supone que en vez de decirles a los niños: «No comas en el sofá», debemos decirles: «Come en la mesa».
Decimos a la gente lo que queremos que no hagan, no lo que no queremos que hagan.
Los esquiadores lo saben. Si alguna vez has visto a esquiadores atravesar árboles, ¿sabes cómo lo hacen? Es muy fácil. En realidad es sorprendentemente fácil. Si atraviesas árboles esquiando, dices: «No choques contra un árbol, no choques contra un árbol. No golpees un árbol», ¿adivina qué estás mirando? Solo estás viendo árboles. Todo lo que estás haciendo es ver árboles. No entiendes cómo alguien puede esquiar con todos estos árboles, ¿verdad? A diferencia de: «Sigue la nieve, sigue el camino, sigue el camino». Lo único que ves es el camino. Los esquiadores lo saben. Si dices que no le pegues a un árbol, le pegarás a un árbol. No serás capaz de encontrar un camino porque todo lo que ves son millones de árboles. Si dices que sólo sigas el camino, en realidad no ves ningún árbol. En realidad hay muy pocos árboles. Hay mucho camino, hay mucha nieve.
Es lo mismo para ti.
Si te centras en los obstáculos, todo lo que verás serán obstáculos.
Si te centras en el camino a través de los árboles, todo lo que verás será el camino a través de los árboles. Tú eliges cómo percibir tu propia carrera. Es literalmente perspectiva.