Cuando una madre no te quiere

Crecer con el sentimiento de que tu madre no te quiere es desgarrador, no hay nada que pueda calmar ese dolor, lo llevas siempre contigo y tratas de adormecerlo, de no escucharlo buscando amor desesperadamente fuera, tratando de destacar en algo para que por fin tu madre t vea, o al menos los demás te reconozcan, y otras veces el dolor es tan fuerte que tratas de anestesiarlo como puedes.

El dolor de crecer sin amor incondicional

Pocas heridas duelen tanto como sentir que tu madre no te quiere. Tal vez no lo decía con palabras, pero lo mostraba en cada gesto de indiferencia, en cada crítica, en cada vez que te hacía sentir una carga. Las madres narcisistas no pueden amar de forma sana: aman cuando les conviene, cuando te comportas como esperan, cuando no les haces sombra.

La herida invisible de la infancia

Cuando la persona que debía protegerte es quien más daño te hace, el dolor se esconde. Como niña, aprendiste a minimizar lo que sentías, a justificarla, a decirte que «ella tenía sus problemas» o que «no lo hacía con mala intención». Pero tu cuerpo lo recuerda: el miedo, la tensión, la ansiedad al escuchar su voz o simplemente al entrar en casa.

La duda constante: ¿y si el problema soy yo?

El abuso narcisista tiene esta crueldad: te hace creer que todo es culpa tuya. Que si lloras, molestas. Si te callas, eres fría. Si triunfas, eres creída. Si fallas, eres una decepción. Creces pensando que no eres suficiente para merecer amor. Y ese pensamiento se convierte en tu voz interna.

La marca del abuso narcisista en tu vida adulta

Relaciones donde repites el mismo patrón

Muchas mujeres que han crecido con madres narcisistas terminan en relaciones de pareja donde vuelven a ser invalidadas, controladas o manipuladas. ¿Por qué? Porque el abuso se normalizó. Porque tu herida te hace pensar que solo mereces migajas. Porque confundiste amor con sufrimiento.

Autoestima frágil, culpa constante

Cuesta mucho tener autoestima cuando el mensaje desde pequeña fue «no vales». Y aunque hayas estudiado, tengas trabajo o incluso una familia propia… sigue ahí, esa voz que te hace sentir que no haces nada bien. Que si te enfadas, eres mala. Que si pides ayuda, eres débil. Que si priorizas tu bienestar, eres egoísta.

El miedo a poner límites

Te enseñaron que poner límites era malo. Que decir «no» a tu madre era traicionarla. Que cuidarte a ti misma era dejarla sola. Por eso ahora te cuesta marcar distancias, incluso con gente que te hace daño. Porque tu herida te dice que tienes que ser buena, servicial, callada.

Lo que nadie te dijo: no eres una mala hija

Validar tu experiencia es el primer paso

No estás exagerando. No estás loca. No eres desagradecida. Nombrar lo que viviste es empezar a sanar. Y sí, es duro reconocer que tu madre —la figura que debía protegerte— fue quien más te lastimó. Pero también es liberador.

Tu dolor es real, aunque no lo vean los demás

Quizás nadie a tu alrededor entiende lo que has pasado. Quizás tu madre parece encantadora de puertas afuera. Y eso te hace dudar. Pero tu cuerpo no miente. Tu ansiedad, tu tristeza, tus bloqueos… son señales. No lo ignores.

Hay otra forma de vivir (y de ser madre)

Tú puedes romper el ciclo. Puedes reconstruirte. Puedes aprender a relacionarte desde el amor, no desde la herida. Puedes ser la madre —o la mujer— que tú necesitabas cuando eras niña. No para vengarte, sino para liberarte.

Empieza tu camino: no eres lo que tu madre te hizo creer

La R del Método RAN: Reconocer para reconstruir

Reconocer las secuelas del abuso narcisista es esencial. En mi libro Sobrevivir a una Madre Narcisista te acompaño paso a paso en este proceso. Porque solo cuando entendemos lo que nos pasó, podemos dejar de repetirlo.

No estás sola en esto

Miles de personas han vivido lo mismo. Y miles están en proceso de reconstrucción. Leer sus historias, reconocer la tuya, entender cómo la infancia marca la vida adulta… todo eso te ayuda a dejar de sentirte un «bicho raro».

Tienes derecho a vivir en paz

No naciste para vivir culpable, ni ansiosa, ni con miedo. Naciste para vivir en paz, para disfrutar, para descansar emocionalmente. Y ese derecho empieza por ti.


Sobrevivir a una Madre Narcisista: tu punto de partida

Reconocer lo que viviste para dejar de repetirlo

Sobrevivir a una Madre Narcisista no es solo un libro. Es un espejo donde muchas personas han visto reflejada por primera vez su historia. En él te acompaño a reconocer las secuelas del abuso, a ponerles nombre y a entender que no estás rota: estás herida. Y toda herida puede empezar a cerrarse cuando se comprende su origen.

Empiezas a ver con tus propios ojos

Leer este libro es como quitarte unas gafas que llevabas puestas desde niña y que deformaban la realidad. Dejas de verte a través de los ojos de tu madre. Empiezas a verte con compasión, con verdad, con poder. Recuperas tu identidad, tu fuerza, tu deseo de vivir en paz.

El alivio de saber que no estás sola

Cada página te recuerda que hay muchas personas que han sentido lo mismo: confusión, rabia, culpa, vacío. Y que han salido adelante. Que han aprendido a decir «basta», a poner límites, a quererse de verdad. Sobrevivir a una Madre Narcisista puede ser el primer paso de un camino diferente, uno que construyes tú.

📘 Empieza ahora con Sobrevivir a una Madre Narcisista

Este libro ha ayudado ya a miles de mujeres (y hombres) a entender qué les pasó, cómo les ha afectado y qué pueden hacer para empezar de nuevo.

💜 Es tu historia. Y merece ser escuchada. 👉 Descúbrelo aquí: www.olgafernandeztxasko.com/libro-sobrevivir-a-una-madre-narcisista

SOBREVIVIR MADRE NARCISISTA
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